martes, 4 de diciembre de 2007

Unas bellotas, ¿para?

Señores, unos diminutos mejillones que viajan pegados a los bajos de los barcos resulta que se están cargando nuestros ríos; unos mosquitos con cara de malos llamados ¿los mosquitos tigre?, han convertido a nuestros tábanos en una felicitación de navidad; unos peces bigotudos con cara de pocos amigos, resulta que se comen las huevas de los peces autóctonos y están dejando los ríos “pelaos” de vida; unos cactus africanos salieron a dar una vuelta por el monte y se extendieron por miles de hectáreas por el sur de de la Península y ya no hay oveja que paste por allí; también unos saltamontes gigantes se comen los pastos allá por donde pasan; miles de personas huyendo de la miseria se juegan la vida cruzando los mares para llegar a nuestro hipotético paraíso, donde todos les esperamos con los brazos abiertos, una manta, un bocadillo, un contrato de mierda, desprecio encubierto, solidaridad de pastel, un nuevo estado civil: delincuentes. Y además si te cruzas con Sergi te dará una patada en la boca y tendrás que darle gracias a Dios de no morir en la agresión, porque estamos tan acostumbrados a las muertes violentas por la tele que nadie te haría caso, pero cómo has salido ilesa no te preocupes que ya se encargarán nuestros políticos de callarte la boca (que pronto hay elecciones).
Pero esto a quién le importa, si tenemos gran hermano en la tele, a Fernando Alonso luchando con un negro, los programas de corazón, los centros comerciales y el disfraz de solidario enrollado para cuando nos juntamos con los amigos. Así que para cuando se viaje en el metro, recomiendo un saquito de bellotas por si te cruzas con algún cerdo, las eches al suelo y mientras se las come puedas huir.

David Andrés Arias (Popi)

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