Una de las situaciones más comunes cuando se habla del cambio climático es que todos opinan, sean expertos o legos en la materia. Y lo más terrible es que se da pábulo a todo tipo de opinión, a menudo no basada en datos objetivos.
Que Al Gore dijera en su “verdad incómoda” que al seleccionar un muestreo del 10% de casi diez mil estudios científicos que en diez años han tratado el cambio climático, ninguno concluyera que el desarrollo humano con su tecnología e industria no interviniera, no quiere decir nada. Luego aparecen en los medios de comunicación opiniones de periodistas o pseudoexpertos y sus ideas son las que quedan en la mente de la sociedad. También lo dijo en su documental, que al seleccionar una cantidad equivalente y comparable de artículos de opinión en prensa, más de la mitad cuestionaba que fuera por causas humanas, que no tenía por qué ser un problema y afirmaba que los científicos discrepan sobre el asunto. Y estas ideas priman, entre otras cosas porque los documentos científicos no suelen estar al alcance de la mayoría. Pero, ¿por qué seguimos fiándonos de los “no expertos”? Sencillamente porque es más cómodo, y sin información básica y objetiva sobre las bases que causan el cambio climático es fácil tergiversar y orientar los supuestos efectos a una serie de fenómenos naturales “que han ocurrido siempre” y en los que no tiene por qué intervenir el ser humano y su desarrollo.
Cambios sustanciales en el clima otras veces se han producido por fenómenos naturales ajenos a nuestra intervención, como las variaciones en el eje de la Tierra, pero ahora son sobre todo las emisiones de gases con efecto invernadero las que lo están acelerando de forma inusitada. Y esto es objetivamente por “causas humanas”, no nos engañemos.
Esto que escribo es ciertamente un artículo de opinión, pero soy un biólogo que trabajo en La Fundación Escenarios de Sostenibilidad en un proyecto de investigación sobre cambio climático y migraciones humanas.
Seamos más críticos con la divulgación de la información. Sabemos que hay numerosos intereses que facilitan la confusión porque hay quienes no quieren que se sepa la verdad de lo que está ocurriendo. Si hay algo cierto en los que desmienten las pruebas del cambio climático es que no es un problema ecológico. Es verdad que en la historia del Planeta ha habido grandes cambios climáticos a escala geológica que han provocado catástrofes naturales, masivas extinciones, adaptaciones, modificaciones en el paisaje y el relieve… evolución. Se trata de un problema social, porque aunque la Tierra se recupere —tarde lo que tarde no es significativo en la escala temporal humana— quienes lo sufren son los seres vivos, entre ellos las personas, y como siempre más las más pobres y con menos recursos. Al fin y al cabo si la sociedad rica por ejemplo tiene calor, enciende un aparato de aire acondicionado y “combate” sus efectos, aunque con ello contribuya a aumentar puntualmente las emisiones de gases o el consumo energético, participando así de una insolidaridad muchas veces no intencionada. Pero un desheredado de la Tierra, que son la mayoría, lo pasará peor.
Que Al Gore dijera en su “verdad incómoda” que al seleccionar un muestreo del 10% de casi diez mil estudios científicos que en diez años han tratado el cambio climático, ninguno concluyera que el desarrollo humano con su tecnología e industria no interviniera, no quiere decir nada. Luego aparecen en los medios de comunicación opiniones de periodistas o pseudoexpertos y sus ideas son las que quedan en la mente de la sociedad. También lo dijo en su documental, que al seleccionar una cantidad equivalente y comparable de artículos de opinión en prensa, más de la mitad cuestionaba que fuera por causas humanas, que no tenía por qué ser un problema y afirmaba que los científicos discrepan sobre el asunto. Y estas ideas priman, entre otras cosas porque los documentos científicos no suelen estar al alcance de la mayoría. Pero, ¿por qué seguimos fiándonos de los “no expertos”? Sencillamente porque es más cómodo, y sin información básica y objetiva sobre las bases que causan el cambio climático es fácil tergiversar y orientar los supuestos efectos a una serie de fenómenos naturales “que han ocurrido siempre” y en los que no tiene por qué intervenir el ser humano y su desarrollo.
Cambios sustanciales en el clima otras veces se han producido por fenómenos naturales ajenos a nuestra intervención, como las variaciones en el eje de la Tierra, pero ahora son sobre todo las emisiones de gases con efecto invernadero las que lo están acelerando de forma inusitada. Y esto es objetivamente por “causas humanas”, no nos engañemos.
Esto que escribo es ciertamente un artículo de opinión, pero soy un biólogo que trabajo en La Fundación Escenarios de Sostenibilidad en un proyecto de investigación sobre cambio climático y migraciones humanas.
Seamos más críticos con la divulgación de la información. Sabemos que hay numerosos intereses que facilitan la confusión porque hay quienes no quieren que se sepa la verdad de lo que está ocurriendo. Si hay algo cierto en los que desmienten las pruebas del cambio climático es que no es un problema ecológico. Es verdad que en la historia del Planeta ha habido grandes cambios climáticos a escala geológica que han provocado catástrofes naturales, masivas extinciones, adaptaciones, modificaciones en el paisaje y el relieve… evolución. Se trata de un problema social, porque aunque la Tierra se recupere —tarde lo que tarde no es significativo en la escala temporal humana— quienes lo sufren son los seres vivos, entre ellos las personas, y como siempre más las más pobres y con menos recursos. Al fin y al cabo si la sociedad rica por ejemplo tiene calor, enciende un aparato de aire acondicionado y “combate” sus efectos, aunque con ello contribuya a aumentar puntualmente las emisiones de gases o el consumo energético, participando así de una insolidaridad muchas veces no intencionada. Pero un desheredado de la Tierra, que son la mayoría, lo pasará peor.
Felipe Castilla Lattke
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